Una de las formas más habituales de ahorrar es mediante los Fondos de Inversión. Todas las entidades financieras disponen de amplias gamas de este tipo de productos financieros que ofrecen a sus clientes como una forma más de vincularlos (se empieza con la nómina y las tarjetas, se continua con la hipoteca y se termina con los fondos de inversión y los planes de pensiones). No obstante, el inversor debería evitar invertir en estos productos como quien compra acciones o bonos. Obviamente, no es lo mismo el fondo comercializado por la entidad A que el de la B, y el tener la nómina en A no debería excluir comprar fondos de B. Lo deseable sería hacer un cuidadoso estudio de riesgo que puede asumir y de los diferentes fondos comercializados, para construir una cartera de activos (fondos, acciones, depósitos, ...) y tener una rentabilidad-riesgo adecuada a sus preferencias.
Si nos centramos en los fondos de inversión, las clasificaciones y subclasificaciones pueden volvernos locos. Al final, un fondo no es más que una cartera de activos diversificada, y gestionada por profesionales. Imaginemos que hemos decidido invertir en renta Variable pura, y más concretamente, en Europa. ¿Cómo elegimos un fondo?
Quizás lo más importante sea responder a la siguiente pregunta: ¿creemos que los gestores pueden batir al conjunto del mercado?...
En general, las estrategias de Selección de Carteras (por tanto, de gestión de fondos), suelen distinguir dos “filosofías” contrapuestas de gestión:
1. La Gestión “Activa”, que se caracteriza por ser proactiva, es decir, por basarse en predicciones que tratan de anticipar los movimientos del mercado, por encima del consenso general, para aprovecharse de ellos, y
2. La Gestión “Pasiva”, que se caracteriza por ser reactiva, es decir, por acomodar las decisiones de gestión a las previsiones generalmente aceptadas por el mercado, más que a la búsqueda de oportunidades por explotar.
Mientras que una gestión “activa” se caracterizaría por un proceso continuado de “reajuste” de la cartera, tratando de aprovechar en todo momento las posibles “oportunidades” del mercado, una gestión “pasiva” se caracterizaría por un proceso con “énfasis” en el mantenimiento de la cartera, sobre la base de la no existencia de dichas “oportunidades”, las cuales se descontarían “instantáneamente” en un mercado “eficiente”.
Dicho en otras palabras, un Gestor Pasivo se limitaría a replicar el índice (para lo que ni siquiera hace falta saber mucho de finanzas, por lo que las comisiones son mucho más bajas que los de gestión activa), mientras que un Gestor Activo trataría de vencer al conjunto del mercado mediante la selección de valores (stock picking).
La gran contradicción es que la mayoría de los fondos de inversión de renta variable, aunque digan lo contrario, tienen un gran componente de gestión pasiva (incluyendo las altas comisiones de gestión...)
05 enero, 2007
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